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La Ruta del Vino de Alicante es una propuesta Enoturística alternativa y diferenciadora en la provincia. Gestionada por un Ente Gestor bajo la forma jurídica de Asociación público-privada sin ánimo de lucro. Para promocionar la D.O Alicante fomenta la degustación de productos agroalimentarios y organiza actividades muy variadas, desde culturales y recreativas hasta jornadas profesionales, contando siempre con la colaboración de bodegas y establecimientos adheridos a la Ruta así como de los organismos asociados.
Todo este trabajo lo lleva a cabo para conseguir su fin último que no es otro que impulsar turísticamente las comarcas del interior alicantino con gran tradición vitivinícola, a través del patrimonio artístico-cultural de sus municipios, la rica gastronomía típica de la zona y la oferta de servicios de calidad. Queremos que el enoturista se sumerja en un fascinante viaje que une dos comarcas, el Vinalopó al sur y la Marina Alta y Baja al norte. Ambas diferenciadas pero unidas por un mismo símbolo, la vid.
La provincia de Alicante se encuentra bajo la influencia del clima Mediterráneo caracterizado por ser bastante constante a lo largo del año, lo cual, favorece el desarrollo de la vid. Los veranos destacan por sus cálidas temperaturas, meses secos y muchas horas de insolación que nos bridan uvas de excelente calidad. Estas condiciones climatológicas atraen a turistas de toda España y del extranjero a disfrutar de la costa del Mediterráneo.
La Ruta del Vino de Alicante es la alternativa o el complemento ideal al turismo de sol y playa: dar al turista a descubrir y conocer las zonas de interior cargadas de historia, cultura y gastronomía; y reivindicar la larga tradición vitivinícola y la calidad de los vinos D.O. Alicante.
Estación de AVE (Tren de Alta Velocidad) en Villena y Alicante
A3 Alicante-Madrid, carreteras nacionales y líneas regulares de autobús y taxi
Aeropuerto Alicante-Elche “El Altet” conectado con las principales capitales europeas
Más de 50 escalas de cruceros al año en el Puerto de Alicante
La Cultura del vino en Alicante sin duda tiene una larga tradición, y se corresponde con el legado que nos han dejado nuestros antepasados. El cultivo, producción, consumo y tradición del vino alicantino han pasado por épocas de luces y sombras a lo largo de los siglos.
Para remontarse al origen de los vinos alicantinos es necesario llegar hasta la época de los fenicios, quienes se cree que introdujeron la vid en la península, pero no fue hasta la época de los íberos cuando se comenzó a cultivar la vid para el consumo. Sobre una llanura al noroeste de Dénia, encontramos el yacimiento de Benimaquia del siglo VI a.C. Prueba de que en Alicante tenemos los restos más antiguos de producción de vino de la península ibérica y uno de los lagares más antiguos de Europa.
Todo se oscurece al llegar a la Edad Media y no es hasta la invasión árabe cuando volvemos a encontrar algunas noticias de los vinos en los poetas árabes que cantan en sus versos las excelencias de los vinos.
La gran importancia de los vinos de Alicante se conoce realmente a partir del siglo XV cuando comienzan a aparecer en la historia documentada. Desde los testimonios de Jerónimo Múnzer, las memorias del Duque Saint Simón sobre la muerte del Rey Sol (Luis XIV), Giacomo Casanova hasta Alexandre Dumas en el Conde de Montecristo relatan las excelencias de un vino con Denominación Real. Incluso Shakespeare en su obra Las Alegres Comadres de Windsor hace un juego de palabras entre Alicante-pronunciado como “Alligant”- y elegante-“elegant” o la Reina Isabel I de Inglaterra comentó que le gustó el vino de Alicante “por encima de cualquier otro”.
El siglo XIX se corresponde con la época de oro para el vino de Alicante. A mitad de siglo los viñedos franceses fueron arrasados por el Oidium y la filoxera, a consecuencia de ello, se firmó un tratado comercial preferencial con Francia que supuso un gran éxito para los vinos de Alicante. Llegamos a tener extensas extensiones de cultivo de vid y una gran producción, que por desgracia al terminar el tratado francés, “la excedencia y la sobreproducción” se volvió en nuestra contra. Tal fue el auge de los vinos alicantinos que se decía “Diez años más de tratado con Francia y Alicante hubiese podido enlosar con luises de oro el magnífico Paseo de la Explanada”.
El siglo XX es una época de cambios: el modelo turístico e industrial de Alicante cambia y se opta por otros cultivos que eran más rentables para la época.
Hoy por hoy en el siglo XXI, los vinos de Alicante están viviendo su época de Renacimiento. El resurgir de nuestros vinos es fruto del trabajo que se ha hecho por mantenerlos en vida, apostando por reorganizar el sector vitivinícola, mejorar el cultivo del viñedo, la calidad de los vinos, los embotellados y adaptarse a los tiempos y a los cambios.
Para mejorar la calidad han revalorizado y apostado por las variedades autóctonas que le dan identidad propia a los vinos, han superado la comercialización en granel y desde hace relativamente poco se ha apostado por un embotellado propicio para una comercialización moderna y para presentarlos en guías (la DOP Alicante fue “Zona más valorada de España” por la Guía Peñín). Para mejorar la calidad también es muy importante recoger la uva en el momento en el que está perfecta, por lo que ha aumentado la práctica de la vendimia nocturna.
El Fondillón es un tipo de vino de Alicante único en el mundo, reconocido por la Unión Europea y con una especial protección dentro de la Denominación de Origen Alicante. Conocido hace muchos siglos como “Alicante”, este vino tiene derecho a nombre propio, junto al Champagne, el jerez, el oporto y el cava. Además, ha sido declarado como uno de los “Vinos de Lujo” europeos.
Se trata de uno de los vinos con más historia y fama del mundo y es que, desde el siglo XV las referencias históricas y literarias al vino “Alicante” son continuas. Hasta el siglo XIX ha sido uno de los vinos preferidos por la realeza, aristocracia e intelectuales, no es de extrañar pues, que fuera uno de los primeros vinos en obtener la “Denominación Real” y también el primero en dar la vuelta al mundo.
Este vino, surgido en el siglo XV, se obtiene gracias a la sobremaduración de la uva Monastrell en la propia vid, lo cual le aporta muchos azúcares. Este método ha sido único de la huerta alicantina a causa de las bondades climáticas de la provincia de Alicante, donde el verano se alarga y las precipitaciones son escasas, lo que permite que la uva pueda seguir en la vid hasta los meses de octubre y noviembre. Una vez se recoge la uva, se pasifica dejándola al sol sobre unos techos de cañizo. Con las uvas pasificadas resultantes se realiza la fermentación y se obtiene un vino de gran graduación.
Una importante singularidad de este vino es que el alcohol procede exclusivamente de la uva, por lo que su fermentación es biológica: no recibe añadidos de ningún tipo. Esto también lo diferencia de otros vinos protegidos como los Oportos o algunos vinos de Jerez, que sí tienen añadidos.
Hasta principios del siglo XX, el vino Fondillón se elaboraba en la Huerta de Alicante, cerca de Alicante capital, en pueblos como Mutxamel, Sant Joan d´Alacant y El Campello. A comienzos del s.XX, el vino Fondillón prácticamente desapareció a causa de la plaga de filoxera que arrasó los viñedos de Monastrell. Este hecho se agravó en los años siguientes con la eliminación de terrenos de viñedos en esta zona de Alicante por la explosión demográfica y turística de la zona.
El resurgimiento del vino Fondillón de Alicante se dio en los años 50 cuando empezó a elaborarse de nuevo en las tierras del interior de la provincia. Actualmente se produce en el Valle del Vinalopó (Monóvar, Pinoso, Sax,…). La obtención del vino Fondillón es complicada y costosa y muy pocas bodegas de Alicante siguen produciéndolos. No obstante, se están consiguiendo excelentes resultados y sigue sorprendiendo a los que prueban este vino dulce como lo lleva haciendo durante siglos.
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